martes, 10 de enero de 2017

Conversaciones medio desnuda

No sé porqué la gente dice que uno de los peores momentos cuando estás ingresado, en un hospital, es la hora de la comida. Hace 7 días, gracias a ese rato me reí a carcajadas. No os impacientéis que ya os lo cuento.

Mi compañera de habitación, mujer de avanzada edad y problemas de vista, me dijo: "Bonita, ¿te puedes acercar?" Obediente fui hasta su cama dispuesta a destaparle la bandeja, en la que ponía su nombre y dolencia. Cuál fue mi sorpresa cuando me dice: "¿Qué pone aquí escrito? ¿Psicópata?" Me llamaréis sinvergüenza pero me salió una carcajada, y después le contesté: "No, pone cardiópata", a lo que ella respondió: "¡Ay, bonita, gracias, ya me parecía a mí que yo psicópata no soy!"

Comenzamos a comer y, ¿de qué hablar con una desconocida que tienes delante, medio desnudas las dos? Efectivamente, de la comida. Ahora, permitidme que os escriba la conversación tal cual porque, hoy, 7 días más tarde, continúo riendo al recordarla.

- ¿Te gusta la comida, bonita?
- Sí, a mí me gusta todo menos la lombarda.
- Ay, pues tienes que comerla, que es muy buena, y estás rellenita. Y fruta, y pescado.
- Sí ( una sonrisa forzada) ya los como. Mi pescado favorito es el cazón.
- No lo conozco. Nunca lo probé.
- ¿No? Por esta zona hay mucho. Mi abuela lo prepara con salta. Muy rico.
- No sé, bonita, a lo mejor en mi pueblo le llamamos sardina.

Y acto seguido, salió de mi boca, en modo aspersor, el trago de agua que acababa de tomar.

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