jueves, 23 de febrero de 2017

Demasiado tiempo ya

Al principio, incluso se agradece, unas semanas de descanso para dedicar a lo que quieras, bueno, lo que quieras, lo que quieras... más bien a lo que puedas (ni recuerdo la última ocasión en la que había podido disfrutar de tres semanas seguidas descansando de la odontología. Y no me malinterpretéis, cuando decidí dedicarme a ésto era totalmente consciente de lo que implicaba. Confieso, de hecho, que adoro mi profesión); pero pasa una quincena, un mes, otro, y oyes en tu cabeza las palabras que en su día no quisiste escuchar porque te parecía que la cirujana exageraba: "Ahora paciencia, Sara, tres meses por delante para descansar. Tómatelo como si fueran unas vacaciones".

Como habréis observado, a este blog no se viene a protestar, ni quejarse, se viene a pasar un rato entretenido; así que, ¡fuera lamentaciones! y os voy a hacer una lista de los "pros" y "contras" que le encuentro yo a esto de que te frenen en seco, durante 3 meses, cuando eres una persona muy activa. De todo se aprende.

Ventajas:

- He conocido a gente muy maja en rehabilitación, me río mucho con ellos; porque total, si estamos fastidiados (ya sabéis que en este blog no se dicen palabras malsonantes, si no, escribiría jodidos) al menos, sacarle el lado humorístico a la situación. De veras que esas personas consiguen que los dolores se camuflen entre carcajadas.

- He abierto un blog y, a pesar de no saber escribir, he perdido la poca vergüenza que tenía; y aquí me hallo aireando mi vida en este patio de recreo.

- Mis compañeros de baile (no sé si os he comentado alguna vez que voy a clase de baile) se están librando de algún que otro pisotón, y mirada asesina cuando soy yo la que los recibe.

- Estoy aprovechando para pasear por mi ciudad y disfrutar, con mis amigas, al solecito de una terraza. Si visitáis el Bierzo, avisadme, ahora mismo soy la guía gastronómica de pinchos, de Ponferrada, más fiable que existe. Podéis elegir zona, Rosaleda, Fernando Miranda, Zona Alta, lo que queráis, no tenéis mas que preguntarme.

- Tengo a mis padres cerca, no a 800 kilómetros que es la distancia que nos separa habitualmente. Creo que cuando ya esté bien voy a seguir haciéndome la tullida para que no se marchen todavía ja, ja, ja...

- Devoro libros hasta bien entrada la madrugada, sin tener mala conciencia por saber que el despertador va a sonar temprano y no habré descansado lo suficiente.

Inconvenientes:

- Echo de menos a mis pacientes, a mis compañeros, y los buenos ratos que pasamos todos juntos.

- Me han metido dos veces en quirófano, con su correspondiente anestesia, y no estoy segura de no haber soltado por mi boquita alguna barbaridad. ¡No veáis de qué manera desinhiben esos anestésicos! Te sientes muy vulnerable hasta que te dan un chute y pasas a ser la reina de la fiesta, ¡y encima estás en pelotas!

- Me estoy transformando en una yonki de Twitter, Facebook, Instagram y demás familia. ¿Qué hacer en esos momentos ociosos del día (que también los hay)? Pues móvil en mano y de red social, en red social.

- No puedo coger el coche, y comenzar a conducir sin rumbo fijo, para llegar a algún sitio maravilloso en el que poder recrearme con su paisaje, recorrer su ruta de senderismo o simplemente observar a los lugareños mientras bebo una coca cola (ésta, es una de las cosas que más echo de menos; y es que, viviendo en Ponferrada ponga rumbo a donde lo ponga, voy a llegar a algún lugar espectacular en el que perderme sola durante un rato).



2 comentarios:

  1. Al final, le vas a sacar gustillo a estar de baja.... y eso de estar en pelotas y desinhibida... ¡qué peligro !!!

    ResponderEliminar
  2. Siempre se debe quedar uno con la parte positiva de las cosas, si no... Además, aquí no hay hoja de reclamaciones, lo que nos viene, nos vino :) La vida no se planea, acontece. ¡Gracias por leerme!

    ResponderEliminar