sábado, 4 de marzo de 2017

¿Sabéis hacer el pino?

¿Quién de vosotros sabe hacer el pino? pero no el pino que todas las niñas (y supongo que también algún niño) hemos hecho alguna vez de pequeñas apoyándonos contra la pared. No, no, os estoy hablando del pino sin pared, ni muro, ni puerta, ni "farrapos de gaitas". El pino apoyando únicamente las manos en el suelo, así, a pelo y que Dios nos pille confesados.

Hoy, haciendo una extraña asociación de ideas, he recordado aquel segundo trimestre, de 8° de EGB, en el que el profesor de Gimnasia nos obligó a hacer tres volteretas de lo más raras (éstas me salían bordadas, siempre he sido muy flexible, supongo que se lo debo a todos los años que hice ballet) y dos pinos. ¡Ay, los pinos! Uno, consistía en apoyar las manos en el suelo y punto; el otro, en apoyar manos y cabeza.

Llegó la noche anterior al examen y no había forma humana de que a mí me saliera aquello. Vale que no aspiraba a ser Nadia Comaneci pero, ¿Lina Morgan? ¿en serio era preciso ponerme a imitar a Lina Morgan cada vez que pretendía elevar las piernas para hacer el pino? Recuerdo a mi padre haciéndolos conmigo y desesperándose al ver que a él le salían y a la torpe de su hija no. Me acosté porque lo mío era una causa perdida, y lloré, y lloré, y lloré hasta que, supongo, el cansancio me venció y me dormí.

Primera hora de la mañana, clase de gimnasia; primera voltereta, perfecta; segunda voltereta, muy bien; tercera voltereta, clavada. " Ahora los pinos, empieza por el que quieras" me dijo. Creo que, cuando años más tarde me dijeron "Sara, estoy con otra chica, ya no te quiero, lo nuestro acaba aqui", me dolió menos que escuchar a Rubén decirme que tenía que hacer los pinos y que empezara por el que quisiera.

¿Y qué creéis que pasó? pues que no sé cómo ni cómo no, supongo que fue un conjunto de rabia, amor propio, y odio hacia mi profesor de gimnasia por obligarme a hacer aquello (bueno, eso y que tengo el mejor Ángel de la Guarda de todo el planeta y me sujetó las piernas), que hice un pino perfecto y el otro de 10 (me puso un sobresaliente aquella evaluación. Mis padres no me dieron una torta, porque nunca me han pegado, pero era para "estampinarme" contra la pared después de la noche que les había dado). Eso sí, la primera y la última vez en mi vida porque nunca antes, y nunca después, he sido capaz de hacerlos.

Ahora, os formulo de nuevo la pregunta, ¿quién de vosotros sabe hacer el pino? A los que contestéis "yo", sabed desde este momento que me declaro fan incondicional vuestra.


2 comentarios:

  1. Yo, ni lo intento... tengo todas las posibilidades de dar una vuelta completa, y otra, y otra... osea, de salir rodando... jajaja

    Lo que hiciste, se llamar "echarle güevos".

    Un besazo.

    ResponderEliminar