jueves, 27 de abril de 2017

Tengo que tunear mi coche ya

¿Qué posibilidades hay de que un coche exactamente igual que el tuyo, con el mismo muñeco que el tuyo en la parte trasera (una gallina, sí, no preguntéis), esté aparcado justo detrás del tuyo? Decidme que muchas, por favor, si no pensaré que el que escribió el guión de mi vida se lo está pasando pipa viendo cómo se desarrolla su obra maestra.

Ya me he reincorporado al trabajo (aunque de momento sólo voy algunas horas) es por eso que he tenido el blog algo abandonado, pero prometo pasar por aquí al menos dos veces por semana. Esta tarde, cuando he salido de la clínica, me he dirigido hacia mi coche (hasta ahí todo normal), lo he desbloqueado desde una distancia de unos metros (o eso creía yo), he abierto la puerta trasera de detrás del conductor para dejar mi bolso (como siempre hago), la he cerrado y cuando he abierto la puerta delantera ¡había una chica sentada en el asiento del conductor!

Normalmente tengo 45 pulsaciones por minuto (sí, tampoco preguntéis, ¿qué queréis que haga? una que es tranquila jajaja), creo que en el instante que he abierto esa puerta se me han disparado a 236. Aunque la otra pobre tampoco se ha quedado atrás.

Le he preguntado a ver qué hacía en mi coche al tiempo que ella me preguntaba por qué puñetas había tirado algo dentro del suyo y la había abordado de ese modo. Entonces, he girado la cabeza y he visto mi coche justo delante del suyo. Quería desaparecer de la vergüenza que tenía. ¿Cómo disculparte en una situación así? ¿Cómo pedirle perdón por allanamiento de vehículo? ¿Cómo...? ¿Cómo...? ¿Cómo puedo ser tan sarasclepios? Al final, nos hemos reído de la casualidad que es coincidir en tantas cosas, me ha devuelto mi bolso y me he dirigido a mi coche.

¿Y sabéis lo que he hecho entonces? Estaba tan nerviosa que he abierto la puerta trasera, me he montado y me he preguntado: "¿Y el volante? ¡Me han robado el volante!". Medio segundo más tarde me ha entrado un ataque de risa y con la poca dignidad que me quedaba, me he bajado, he subido al asiento del conductor, he arrancado el coche y he pensado: "Si llegas a toparte con una borde ahora estabas sin dientes, así que alégrate de que todo haya quedado en una anécdota y en cuanto llegues a casa escribe el blog que lo tienes muy descuidado".

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