domingo, 9 de abril de 2017

Buscando entre la basura

Ayer, me di cuenta de lo importante que es medir más de 1'57 metros (que es lo que mido yo), pues de no haber sido un retaquín de poco más de metro y medio, habría salido más "airosa" de la bochornosa situación que me tocó vivir, con espectadores ajenos que estaban tan ricamente disfrutando de sus refrescon en una terraza.

¿Vosotros recicláis? Yo, cuando me acuerdo, no voy a engañaros, ahora, si me pongo a ello me entrego tanto que reciclo hasta el metal. Ayer, por la tarde, bajé al contenedor del plástico una bolsa llena de deshechos que, ¡vaya asquete si eso vuelve a entrar en mi casa por mucho que lo traten! La cuestión es que vivo en una zona en la que hay un bar cada 50 metros y todos tienen terraza. No sé en el resto de España pero aquí, estos días, tenemos un tiempo maravilloso y, somos como los lagartos, a duras penas sale un rayo de sol nos tiramos todos de cabeza a las terrazas. Podéis imaginar cómo estaba el ambiente cervecero. Llegué al contenedor, lo abrí, tiré dentro la bolsa amarilla, se me enganchó una de las bolas metálicas de mi llavero en la cuerda del cierre ¡y para dentro que se fue todo!

La conversación que se inició inmediatamente entre mi cerebro y mi yo qué sé fue tal que así:
- ¡Ay la leche! ¿Y las llaves? No me digas que he tirado las llaves dentro.
- No, hombre.
- Sí, las he tirado. A ver... ¡Mira, están ahí!
- ¿Y ahora?
- No llego, ¿cómo voy a cogerlas? Encima esto está lleno de gente. No vendrá ningún tachenko a ayudarme, no, ¡mierda!
- Hala, no lo pienses y actúa. Si te apoyas en esa barra del contenedor del papel y te inclinas hacia dentro, puedes mover con cuidado la bolsa hacia ti y el llavero vendrá enganchado en el cierre, como está.
- Claro, se te olvida que soy doña patosa y voy a terminar con la cabeza "estampinada" en el suelo.

No tenía opciones, me lie la manta a la cabeza, me encomendé a todo el santoral y allá que me fui. Sólo pedía que nadie me mirara (pero no fue así). Se acercaron dos chicas, que al parecer habían estado viendo el show sarasclepiano, y cuando estaba intentando acercar la bolsa hacia mí, se ofrecieron a ayudarme sujetándome la tapa del contenedor.

Conseguí alcanzar mi llavero. Recuperar mis llaves. Dar mil veces las gracias a esas dos chicas encantadoras. Y rezar para que nadie me hubiera hecho una foto con su móvil...

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