domingo, 11 de noviembre de 2018

Cierro el blog

Me voy. Este blog ha llegado a su fin. Lo cree para entretenerme durante esos 5 meses de baja que me cambiaron la vida radicalmente (tanto en lo personal como en lo profesional) pero ya no tiene sentido continuar con él.
El objetivo, además de matar el tiempo en aquellos duros primeros meses del 2017, era hacer reír y pasar un rato entretenido a las personas que quisieran pasar por aquí pero, ha perdido su rumbo, ha tomado un camino hacia lo personal que me expone demasiado y eso no me gusta. Ya, ni es divertido, ni me entretiene, ni me motiva a haceros reír, ni nada de nada. Cierto es que sigue teniendo muchas visitas porque no hay día en el que alguno de vosotros no se de una vuelta por estos lares pero, os dejo. Me voy.
Los que me conocéis personalmente continuaréis escuchando todas y cada una de las situaciones absurdas que me ocurren en este caos de vida mía, de hecho, ya sabéis que así es siempre que nos reunimos.
Los que no me conocéis personalmente, quedaos con la Sara que comenzó a escribir aquel 8 de enero del 2017, la payasa, la que siempre le busca el lado positivo a las situaciones por muy duras que sean (o al menos lo intenta) porque esa soy yo realmente, no la que ha estado escribiendo durante los últimos meses esos posts verdaderamente deprimentes.
En fin, muchísimas gracias por todo, ha sido un verdadero placer haberos hecho reír con mis tonterías.

Sed muy felices (sonreíd, aunque a veces sea entre lágrimas, pero sonreíd).
El blog os dice Adiós, yo os digo ¡Hasta siempre!



jueves, 1 de noviembre de 2018

Sapos e bruxas

Entre ayer y hoy he visto tantas "brujas" por la calle que no he podido evitar colgar este post con el conjuro de la queimada.
¿Os gusta este manjar líquido? si decidís preparar una para entrar en calor no dejéis de recitarlo, pues ya sabéis que las cosas si se hacen se hacen bien, y si no no se hacen ;)
 "Mouchos, coruxas, sapos e bruxas;
demos, trasgos e diaños;
espíritos das neboadas veigas,
corvos, pintegas e meigas;
rabo ergueito de gato negro
e todos os feitizos das menciñeiras...
Podres cañotas furadas,
fogar de vermes e alimañas,
lume da Santa Compaña,
mal de ollo, negros meigallos;
cheiro dos mortos, tronos e raios;
fuciño de sátiro e pé de coello;
ladrar de raposo, rabiño de martuxa,
oubeo de can, pregoeiro da morte...
Pecadora lingua de mala muller
casada cun home vello;
Averno de Satán e Belcebú,
lume de cadáveres ardentes,
lumes fatuos da noite de San Silvestre,
corpos mutilados dos indecentes,
e peidos dos infernais cus...
Bruar da mar embravecida,
agoiro de naufraxios,
barriga machorra de muller ceibe,
miañar de gatos que andan á xaneira,
guedella porca de cabra mal parida
e cornos retortos de castrón...
Con este cazo
levantarei as chamas deste lume
que se asemella ao do inferno
e as meigas ficarán purificadas
de tódalas súas maldades.
Algunhas fuxirán
a cabalo das súas escobas
para iren se asulagar
no mar de Fisterra.
Ouvide! Escoitade estos ruxidos...!
Son as bruxas que están a purificarse
nestas chamas espiritosas...
E cando este gorentoso brebaxe
baixe polas nosas gorxas,
tamen todos nós quedaremos libres
dos males da nosa alma
e de todo embruxamento.
Forzas do ar, terra, mar e lume!
a vós fago esta chamada:
se é verdade que tendes máis poder
ca humana xente,
limpade de maldades a nosa terra
e facede que aquí e agora
os espiritos dos amigos ausentes
compartan con nós esta queimada."

viernes, 7 de septiembre de 2018

sábado, 11 de agosto de 2018

Cuestión de entrenamiento

Hoy me he despertado "happy flower". Supongo que algo ha influido haberlo hecho en una ciudad con mar, en casa de mis padres (en mi casa, vaya), con ellos y mi hermano en las habitaciones contiguas y con olor a café, y pan tostado, recién hechos.
¿No os parece que la felicidad es una cuestión de actitud? Si las necesidades básicas están cubiertas (comida, ropa, un techo bajo el que cobijarse y personas que nos quieren) y sabemos buscar el lado positivo a cada situación que se nos presenta en la vida, sabremos ser felices, pero ¡claro! ésto, al igual que todo, hay que entrenarlo y trabajarlo, que fácil no es, no...
Este verano está siendo... a ver qué palabra busco... (dadme un minuto que la piense) diferente, eso es ¡diferente! por el reto que le ha marcado la vida a mi papi (y que lo está superando como un auténtico campeón).
Aquí entra en juego, entonces, tener una u otra actitud, y decidir ser feliz o hundirse en lamentos que ya sabemos de antemano que no nos servirán para nada.
Y, ¿sabéis qué os digo? que gracias a esa cicatriz molona que tiene mi padre en su abdomen yo estoy escribiendo este post desde su casa, he podido despertar con olor a café recién hecho, por la mañana disfruté de la piscina para mí sola, dentro de un rato voy a tumbarme al sol, en la playa, con mis amigas y me he podido empapar con mi Mediterráneo del alma en muchas ocasiones a lo largo de estos dos meses pasados.
Ahora decidme, ¿sentirse feliz es cuestión de actitud o no? Porque yo tengo muy clara la respuesta, sí, sí lo es. Pero ojo, como todo, hay que entrenarse para ello.

martes, 7 de agosto de 2018

Un consejo

Voy a daros un consejo, sé que no me lo habéis pedido pero es tan fácil como dejar de leer el post si no lo queréis tomar.
¿Por qué cuando alguien está llorando (por cualquier razón que no sea de alegría, y eso se nota) se tiende a decir "no llores"? Eso no está bien, no lo hagáis. No digáis que no llore a una persona que lo esté haciendo.
Probablemente lo que necesite es que la abraceis o que le cojáis la mano, o el brazo, con fuerza o que le acaricieis la espalda o que simplemente os senteis a su lado y os quedeis en silencio.
Haced cualquiera de las cosas que os acabo de decir y esperad a que cesen sus lágrimas. Esos gestos la van a hacer sentir mejor, sea cual sea el motivo de su llanto.
Tampoco le preguntéis "¿por qué lloras?" si lo haceis, mientras está en pleno llanto, es posible que no os lo cuente, en cambio, si os limitáis a hacer lo que os he dicho sin articular palabra, en cuanto se calme os lo contará. Os lo aseguro. ¿Que por qué lo sé? porque este blog pertenece a la persona más llorona del mundo. Lloro de alegría, lloro de estrés, lloro de rabia, lloro de pena... y cuando lloro, lo último que necesito oír es "no llores".
Llorar es bueno, llorar no es de débiles, al contrario, llorar es de inteligentes porque se libera una tensión que no te dejaba ver las cosas claras antes de derramar esas lágrimas. Y después de hacerlo, puedes gestionar mucho mejor las emociones que te provocaron ese llanto.

Hala, consejo dado. En vuestras manos queda llevarlo a cabo o no.

sábado, 23 de junio de 2018

La amistad hay que cultivarla

¡Qué difícil resulta expresar con palabras el agradecimiento que sientes por las personas que te quieren, y en las que te puedes apoyar dejando caer todo tu peso sabiendo que no les va a importar porque te lo han demostrado estando ahí de modo incondicional! A mí, al menos, me cuesta. Me resulta más fácil decírselo con un abrazo, con una mirada de cariño, con una sonrisa, pero no siempre tengo a estas personas al lado, físicamente me refiero, para poder hacerlo de este modo.

Entonces, leo una columna de opinión de Juan Antonio Sagardo, en un periódico, y expresa palabra a palabra todo lo que les quiero decir que significa para mí su amistad. Todo lo que les quiero decir por haber estado y por estar ahí, aquí, conmigo durante estas duras últimas semanas llenas de más lágrimas que sonrisas.
¡Va por vosotras cinco, amigas! ya sabéis quienes sois, mis "muletas" durante este duro mes de junio, que gracias a Dios va a tener un final feliz y, ahora, llega el momento de sonreír, disfrutar de cada día y volver a ser la Sara que era, la que siempre fui, la alegre.

"La vida es una aventura desde el principio al fin. Desde que nacemos hasta que nos llega la hora de la despedida de este mundo pasamos por un sinnúmero de situaciones vitales que nos son gratas, ingratas o indiferentes. 
La generalidad de las personas que tienen unos estándares normales de vida, son felices si se empeñan en serlo; con positividad, con ilusión, con búsqueda de todo lo que nos puede ayudar a esa ansiada felicidad. Y en esa búsqueda de la felicidad, no cabe duda que hay unas muletas o palancas que nos ayudan a encontrarla. Se me ocurren unas cuantas: la amistad, la salud, el trabajo, la familia, las creencias, las ilusiones y el buen humor. Como decía Freud, el hombre ha conseguido ser un «dios con prótesis».

La amistad es un componente de nuestra vida de primer orden; hasta el punto de que una vida sin amigos es una vida mutilada. La soledad es terrible. Es verdad que somos «troncos de soledad», pero siempre de soledad «acompañada». Dice un viejo proverbio chino que si planificas para un año siembres trigo; si planificas para diez años planta árboles, y si planificas para toda una vida cultiva amistades. En la amistad hay algo mágico, que supera a la lógica. Somos amigos porque nos caemos bien, porque hay mutua simpatía, porque nos fiamos de la otra persona, porque verle y charlar con ella nos conforta. Pero fuera de esa «magia» la amistad hay que cultivarla. El mejor abono de la misma es la generosidad, y después la comprensión. La amistad es como los ríos y los años: al principio son pequeños, pero en su discurrir se hacen más fuertes y profundos. La amistad, como dice mi fraternal amigo De la Villa, es virtud que, a diferencia de otras, exige dos voluntades yuxtapuestas, no superpuestas, dos voluntades capaces de desear a la vez la misma cosa y capaces también de renunciar a la vez a la cosa misma si pudiera convertirse en un riesgo para ella. Amistad es querer, es admirar, es entregar, es comprender y es perdonar. La amistad no puede calcular, envidiar, esperar, imponer y vindicar. O sea, las reglas básicas que rigen la esgrima, rigen asimismo la amistad: dar y no recibir. Con los amigos hay que «dar sin recordar y recibir sin olvidar». Cuando esas reglas fallan, la amistad puede comenzar fácil pero termina más fácilmente todavía. Y a diferencia de las cosas desechables, la amistad no se consume, sino que se multiplica con el uso y se fortalece con el paso de los años. Como decía Alfonso X El Sabio «…quemad viejos leños, bebed viejos vinos, leed viejos libros, tened viejos amigos». Al amigo hay que ayudarle, pero a la vez apoyarse en él. Hay tres plenitudes en la vida: la del vaso, que no retiene y no da; la del canal, que da pero no retiene y la del manantial, que crea, retiene y da (Alberto Magno). Ese es el modelo. Pero ese tesoro que es la amistad hay que cultivarlo, cuidarlo; con el trato, con la palabra, con la presencia. Y esos amigos son parte fundamental de nuestra vida. La vida sin amor no vale la pena.
Al final resulta muy cierto que nuestra vida es como una página en blanco, que podemos llenarla de algo bello o ilusionante, aunque tenga claroscuros, o emborronarla de mala manera sin ninguna parte atractiva. De nosotros depende. Y es que como dice Ward Becher, «una persona sin sentido del humor es como un coche sin amortiguadores. Todas las piedras del camino le hacen dar botes»." 

martes, 24 de abril de 2018

Macrocuento

Su sonrisa la hace parecer fuerte. La hace parecer... Ella también necesita que la cuiden.

lunes, 5 de marzo de 2018

El pilates me hace feliz

Nunca os he hablado de mis clases de pilates en el blog, ¿verdad?. Lo cierto es que me lo paso bomba porque, además de fortalecer músculos que ni siquiera sabía que tenía, me río mucho.
Al principio era un desastre, si respiraba no contraía, y si contraía no movía los brazos, y si..., y si... Ahora, sigo siendo un desastre pero cuando me lo tomo en serio y me concentro en lo que tengo que estar, la cosa ya me sale bastante mejor, y no lo hago mal del todo, creo jajaja...
Sandra, mi profe (la mejor en ésto, y no es que lo diga yo, es que lo dicen hasta profesores de pilates, y de yoga, de otros centros o sea que... ¡os podéis imaginar lo que vale la tía! Joseph Hubertus Pilates estaría muy orgulloso de ella) se pasa la mitad de la clase diciéndome: "A ver, Sara, ¿de qué te estás acordando con esta postura que ya te empiezas a reír?". Y es que... telita con las posturitas jajaja.
La cuestión es que hoy, nos ha enseñado a jugar al ping-pong. Y ahora, chicas, os voy a enseñar a jugar a vosotras porque dice que es muy bueno para fortalecer el suelo pélvico, para evitar incontinencias urinarias cuando seamos maduritas y para tener relaciones sexuales más placenteras (quien las tenga, ¡claro!, porque a mí como no me cambie un poco la suerte, de poco me va a servir en ese aspecto jajajajajaja...).
Mirad:
- El ping es el músculo de la vagina.
- El pong es el músculo del ano.
Y no vale contraer los glúteos, eso es trampa, no vale, no, no, no.
Se trata de que cuando vayamos caminando por la calle, en vez de pensar en todas las cosas que tenemos que hacer y que nos estresan, ir diciendo: "Venga, voy a concentrarme y a fortalecer el suelo pélvico jugando al ping-pong, todo sea por el polvo de mi vida jajaja" (a veces se me olvida que este blog lo leen mis padres). E ir diciendo, (mentalmente, no os paséis), también: "Ping, pong, pong, pong, ping, ping, ping, pong, ping, pong, ping, ping, pong... etc" e ir contrayendo uno u otro músculo según si pensáis en la i o en la o.
Si sois capaces de hacerlo bien, dice Sandra que a partir de ahora vais a ser más felices, y yo la creo. Y también dice que si entre el ping y el pong, de vez en cuando sois tan valientes de meter un pung (que es la contracción de la uretra) ya seréis requetefelices jajaja...
¿Qué me decís? ¿Empezamos a jugar a partir de mañana? Hacerlo no sé si lo haremos bien porque os aviso, desde ya, que es complicado contraer uno mientras el otro está relajado pero... unas risas nos podemos echar mientras vamos solas por la calle y ¡¡¡REÍR SIEMPRE ES SALUDABLE!!!

sábado, 3 de febrero de 2018

Antes de que te vayas... 😘

Esta semana dabas por finalizada una conversación de whatsapp diciendo: "No tengo fuerza para más. Gracias Sara 😘".
Siempre estás de broma. ¿Por qué habría de creerte, ahora, cuando parece que todo en tus comentarios suena a despedida?
Te leí (una y otra vez) y el primer impulso fue la negación, pensar que estabas haciendo uso de tu humor negro para ganarle una nueva batalla a esta puta enfermedad que es el cáncer (ya sé que en este blog no se escriben palabrotas, pero hoy no me importa escribir PUTA enfermedad).
Luego, reaccioné y acepté que estabas hablando en serio, que era una despedida, que era tu forma de decir adiós. No quiero molestarte, por lo tanto, no te iré a ver a ese hospital ni te haré gastar fuerzas leyendo whatsapp, aquellos que intercambiamos por última vez esta semana serán nuestra despedida definitiva.
¡Tengo tanto que agradecerte! ¡He pasado tantas horas disfrutando de lecturas gracias a ti! Tú, me descubriste el mundo de los microrrelatos y los cuentos cortos (Ángel Olgoso, Eloy Tizón...).
Jamás voy a olvidar aquella mañana de domingo, cuando desayunando en el jardín de la casa de mi abuela, un tal Fermín López Costero (entonces, hace ya muchos años, todavía no sabía quién eras) me estaba haciendo derramar lágrimas al emocionarme mientras leía uno de sus microrrelatos impreso en aquella página del diario.
Tiré del hilo y, pocos meses después, tenía el placer de conocerte personalmente, manteniendo ya el contacto hasta hoy. Ahora, tranquilo, preparas tu viaje sin retorno; pues bien, antes de irte tengo la necesidad de decir que una parte de ti se va a quedar aquí conmigo, en mi corazón para siempre.
¡Gracias por tanto, Fermín!

viernes, 12 de enero de 2018

Follar, joder, fornicar...

Follar, mirad que es fea la palabra para lo bonito que es el significado de la misma cuando se hace con amor de verdad. Pero claro, si no quieres decirla, ¿por cuál la sustituyes? Hacer el amor (muy cursi), joder (muy soez), fornicar (¡mirad! ésta es graciosa pero vulgar), chingar (no, por favor)...

Antes de ayer, mientras conducía (este dato es irrelevante pero lo escribo porque el blog es mío y me apetece), escuchaba en la radio una entrevista de Carles Francino a Lorena Berdún. Me hicieron recordar un ataque sexual, por parte de unas algas, que tuve el verano pasado en la playa y que todavía no os había contado.

El Mediterráneo suele ser un mar muy tranquilo, suele. Aquel día, las olas eran unas señoras olas y yo, con mi metro cincuenta y siete, las iba saltando o buceando como bien podía. A mi lado, un padre de familia con dos niños pequeños (me pregunto si ya se les habrá pasado el trauma y cuántos años de purgatorio me van a caer a mí por crearselo).

Estaba yo a lo mío cuando, de repente, me vi dando vueltas por encima, debajo, a través... (¡yo qué sé por dónde!) de una ola gigante. Cuando pasó, me sentí un poquito ligerita de ropa ¡y es que estaba en pelotas! La parte de arriba del bikini, al lado de uno de los niños, la parte de abajo sujeta sólo por una de las piernas y a la altura de los tobillos. ¡Hala, dale alegría a tu cuerpo Macarena! Me coloqué la braga como pude y me acerqué con mis preciosos pechos hasta el niño para coger el sujetador. "Menuda ola grande, ¿eh?" le dije a los tres mientras me daba ya la vuelta y pedía a medio santoral que aquellas criaturas no hubieran tenido que ver más de lo estrictamente necesario jajaja... Sentía algo raro en la entrepierna (¿véis? otra palabra feota, ¡vulva!, aunque bastante más bonita que coño, chocho, potorro, pechina, chichi o figa, así es como yo le llamo) y salí del agua para cambiarme el bañador. Descubrí, entonces, que había sido "follada", literalmente, por un batallón de algas. ¡Qué asco! a saber dónde... no, jolines, ¡qué asco! Me pregunto, ahora, si el que inventó la expresión "que te folle un pez" no habrá pasado por alguna situación parecida a la mía pero, por lo que se ve, más traumática el/la pobre.

Y ésta fue la última vez que me... bueno, pues eso, que me... eso. Porque amor no hubo, os lo aseguro, enterarme no me enteré hasta bien pasado todo, y las palabras son tan feas que le llamaremos "eso".